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Flor de Pascua: cuidados y curiosidades de la flor de la Navidad

La frondosidad de sus hojas y el color rojo que la encumbra en invierno, hacen de la flor de Pascua la planta por excelencia de la Navidad. Una flor que florece en las circunstancias más adversas, ante la llegada del frío y los días con más oscuridad ¡Cómo no iba a hacerse popular!

También conocida como Poinsettia, la flor de Pascua es en estas fechas es un tema recurrente de las publicaciones sobre decoración de interiores y decoración navideña, lo que nos puede llevar a olvidar que es una planta, y como tal, un ser vivo que requiere cuidados y una pequeña dedicación.

En este post te explicamos algunos aspectos de esta planta tan peculiar, y te ofrecemos unos consejos para mantener viva tu Poinsettia durante todo el año. Con los cuidados adecuados, la flor de pascua volverá a lucir su rojo bermellón en diciembre de 2021, consagrándose de nuevo como la flor de Navidad.

 

¿Cómo cuidar la flor de Pascua en Navidad?

 

 

Para comprender cómo cuidar la flor de Pascua deberíamos remontarnos a sus orígenes. La flor de Pascua es propia de regiones tropicales procede de la ciudad de Taxco de Alarcón, en México. Lo llamativo de sus colores rojo, blanco o incluso rosa, y su utilización en los siglos XVI y XVII para decorar las iglesias por parte de los frailes franciscanos, la convirtieron en una planta popular durante el periodo colonial.

Este origen nos da una primera pista sobre los cuidados de la flor de Pascua: el clima. La Poinsettia debe mantenerse en torno a los 15 y los 20ºC y es esta condición la que la convierte en una planta de interior en los hogares españoles (aunque su hábitat natural debería ser el exterior).

Pese a que necesitan calor, lo ideal es que permanezcan a una temperatura estable, lejos de la calefacción, de las heladas y de los cambios, en definitiva. Como es propio también de los países tropicales, necesitan mucha luz en el momento en que están en flor o preparándose para estarlo. El hecho de que la hayamos relegado a ser un adorno tradicional de nuestro invierno dificulta su supervivencia, ¡Pero no todo está perdido!

Trata de evitar comprar la planta de Pascua en un lugar en el que ya sufra estos cambios de temperatura, como en una floristería que la tenga en el exterior durante su horario de apertura. Como ya hemos dicho, no le gustan los contrastes de frío y calor.

Comprarla en un invernadero en algún establecimiento que vele por su estabilidad antes de venderla hará que la flor de Pascua llegue a tu casa más fuerte y sana. La planta de Pascua es delicada y está acostumbrada a climas templados, los cambios de temperatura iniciales pueden ser motivo suficiente para que no logre sobrevivir a la Navidad.

Cuando la compres examina que sus flores no estén demasiado abiertas y que no tenga tallos u hojas resquebrajadas.

Una vez en casa procura que reciba toda la luz natural posible que nos permite el mes de diciembre, pero es preferible que no le dé el sol directamente.

La calefacción secará tu flor de pascua. Aunque su ambiente idílico se encuentra entre los 16 y 22ºC, aléjala de radiadores y pulveriza sus hojas (¡solo las verdes!) para mantener la humedad propia de los climas tropicales en caso de que la temperatura supere los 25ºC.

En lugar de regarla, deja un plato o cuenco con agua al alcance de sus raíces, como si pusiéramos el tiesto al baño María, en su platillo. Tras unos minutos retira el agua que la planta de Pascua no haya absorbido, y no repitas el riego más de dos veces por semana o se pudrirá.

 

¿Cómo cuidar la flor de pascua después de Navidad?

Los cuidados de la flor de Pascua más allá de enero se complican. Para verla igual de espléndida el invierno que viene, deberemos esperar a que se caigan las hojas y podarla, dejando solo unos 5 o 6 cm de tallo.

Podemos pasarla a otra maceta más grande para favorecer su crecimiento, riégala un par de veces por semana hasta que vuelvan a aparecer las hojas.

Si quieres disfrutar del rojo intenso de las hojas de la flor de Pascua la Navidad siguiente, tendrás que cubrirla con una bolsa negra, durante 14 horas diarias, a lo largo de los meses de septiembre, octubre y noviembre. En otoño la planta de pascua se prepara para florecer, y lo hace inmersa en una oscuridad total la mayor parte del día. Una nueva lección de la naturaleza, al igual que el gusano de seda, la de “recogerse” y aguardar paciente el momento de salir y prosperar.

El equilibrio entre la sequedad y la humedad que necesita la flor de Pascua, una temperatura constante y la luz serán las claves para que sobreviva a las fechas navideñas. La planta de Pascua es delicada, pero también es exuberante y preciosa, por lo que vale la pena intentar que tenga otra oportunidad.

 

¿Por qué se tiñen las hojas de la flor de Pascua?

Las hojas de la flor de Pascua, naturalmente teñidas de colores navideños, no son hojas en realidad, sino brácteas, unas hojas destinadas a proteger la flor. ¿Qué son las brácteas? Son las hojas coloridas de la flor de Pascua, de la cala o de la bugamvilia. Muchas plantas tienen esta característica, hay brácteas tan pequeñas y finas que podemos soplarlas y dejar la flor al descubierto, como en el diente de león, y otras tan sólidas que a menudo confundiremos con una planta de plástico, como en el caso del anturio.

Estas “hojas” no hacen la fotosíntesis, o sí, pero en proporción mínima comparadas con el resto de las hojas de la planta. Su misión es únicamente la de guardar esa flor inmadura que asoma en el interior hasta que esté lista para exponerse al entorno, los insectos, y el comienzo de su polinización.

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